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  • Foto del escritorVUELTA

Sobre el cartel para la Feria de Málaga, 2022

La fiesta comenzó hace cuatro días, lo cual nos sitúa más cerca del final que del comienzo. Llegamos un poquito tarde para comentar el asunto -lo sabemos- aunque a tiempo. Así que, ¡vamos allá!


Nos hemos tomado la molestia de recabar opiniones de malagueños acerca del diseño -entre amigos, familia, redes sociales... nuestro entorno-, y parece haber unanimidad al respecto: la mayoría lo considera bonito y representativo de su tierra. No es de extrañar, ya que ha sido, previa selección del jurado nombrado por el Ayuntamiento, la pieza escogida por la ciudadanía que se ha tomado la molestia en votar en el concurso organizado a tal fin. Teniendo esto en cuenta, ¿resulta razón suficiente para que este, y no otro, sea el cartel anunciador de nuestra Feria?


Málaga es una ciudad que está forjándose una imagen internacional de cierto prestigio. La atracción de grandes empresas y los proyectos de remodelación urbana son algunos de los motivos por los que, se intuye, la ciudad podría situarse entre los pesos pesados de aquí a unas décadas. Con esta perspectiva resulta más fácil contestar a la anterior pregunta. Nuestra respuesta la tenemos clara: de ninguna forma.

La intención del consistorio es buena cuando consulta a sus ciudadanos sobre el cartel. Sin embargo, la calle premia la belleza, entendida de forma directa y básica, donde el folclore y el elemento que lo representa sean evidentes, sin sutilezas; y premia también la identidad, es decir, que el cartel proyecte sin lugar a equívoco una imagen de Málaga, de forma que no tuviera valor en ninguna otra feria salvo esta. He aquí el problema: ¿no se está trabajando en una imagen con carácter internacional? ¿no sería necesario pensar en un cartel que no chirríe, que vaya más allá de la aceptación local?

La idea es simple en todos los sentidos: una mujer vestida de flamenca frente a Calle Larios. Sin juegos, sin dobles significados, sin guiños. ¿Quieres Feria? Pues toma... No siempre hay que reinventar la rueda, claro. Se puede agregar valor al resultado gracias a una ejecución original o con un estilo que, por una razón u otra, aporte novedad. No es el caso. De hecho, animo a aquel con cierta curiosidad a que se fije bien en los detalles del cartel. Verá un monigote plano, con desproporciones, frente a una calle en perspectiva que aporta tridimensionalidad; numerosos errores, principalmente líneas mal rematadas y, sobre todo, un bloque de textos mal alineados con una mezcla de tipografías carente de sentido, que, sin espacios, no respira por los laterales.

En definitiva, se trata de una obra amateur. No lo decimos nosotros; así se define su propio autor. Resulta incongruente con la imagen que trata de trabajarse en otros ámbitos. Obviamente, nadie nos va a echar de la champions por esto. Sin embargo, conviene que nos sacudamos el localismo. Está muy bien para otros, pero no es la apuesta de la ciudad.





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